martes, 30 de noviembre de 2010

Filosofía Existencial.

Mientras aumenta cada día la probabilidad de que este mundo se acabe por una catástrofe de esas tremebundas, nucleares, a lo bestia...
Noto con preocupación indudable que sigo estando acatarrada.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Nieve

Cae la nieve como un ángel de luna
Que derramara hilos sobre la tarde suspensa;
Abanico de blancos, varillas de silencio.
Temblor hecho pájaro del invierno.

lunes, 22 de noviembre de 2010

sábado, 20 de noviembre de 2010

domingo, 14 de noviembre de 2010

De entonces y ahora

Levanta el cansado cuerpo como si de ello dependiera el aroma de los jardines;
Para donar colores a la lluvia de la tarde dejándose ir entre inviernos,
No escuches a los heraldos de la tristeza, el dolor y la fatiga, hendiendo
Puñales como gritos, roturas, naufragios, hilachas deshaciéndose.

Hay un horizonte más lejos de tus manos doloridas, breves en la niebla;
Aunque hoy no lo adviertas y las sombras se acerquen, los seres de blanco
Y las agujas como cristales para el recuerdo del recuerdo que no olvidas,
Aunque todo sea metáfora imposible si bien quisieras fuera cotidiano
Y tu corazón –sólo de vez en cuando- se convierta en un niño siempre asustado.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Caracol


Los diarios días y la fiebre, la sensación de pausa, tan habitual. La bruma fuera, lenta, y el comienzo de la niebla, el transcurso en duermevela.
El invierno largo avanzando, la luz de la lamparita, acogedora, dejando que las mantas abriguen el cuerpo; siempre tan cansado, siempre tan fatigado.
Dejarse ir y no preguntarse nada; olvidarse de lo externo, del ruido, del alboroto. Así, en silencio, medio dormir sin prisa, sin defenderse; saberse protegida por la casa que vela por ti, quedarse en la cuna. No explicar ya nada.
Caracol de fiebre y quietud.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Vieja Estampa...

Se ha dormido en el aire tranquilo de las viejas cosas
Fotografías, retratos, caen sobre su falda, el sueño
Viene todas las tardes amable y puro a buscarla,
Como la lluvia que cae afuera, lenta y suave dejando
En este invierno palabras de ternura que no regresarán más.

Mirad sus cabellos de nieve ahora sin domesticar
Mientras duerme como una niña en la tarde quieta,
Mirad su sueño calmado sin sombra de pesar
Mientras sus manos reposan sin dolor ya.

La miraba entonces sin decir nada como si fuera
Un lugar en vez de una presencia, un nido,
Una casa para quedarse donde no hay frontera
Un árbol en el que estuviera conmigo.

Sin temor a la nieve que brillaba fuera:
Sin abrigo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

A Luís Cernuda.

Nadie por el sueño a visitar tu alma llegó;
Nadie por el viento, nadie por alamedas.
En los caminos del aire nadie, nadie
Por las sombras, por el agua nadie.


Tirar la piedra como un cuchillo
Para herir tu voz altiva de ciprés
Vertical y puro, alejado en noche
Al margen de los otros tan necios.


Nadie quiso tu poema para nosotros,
Nadie habitó el olvido, te dejaron solo;
En un arco de bullicios y palabrerías,
De rosas pisoteadas bajo pretextos,
De mezquinos vislumbres; a ti,
Que de tan alto eras como un sauce
En la frontera de una quimérica desolación.