jueves, 3 de septiembre de 2009

Construcción y deconstrucción de la Ciudad.

Construcción y deconstrucción de la ciudad

Prólogo de la ciudad que nace

"Los manuscritos dicen que la Ciudad se fundó entre la niebla de un barco que no encontró muelle donde atracar y un bosque en el que árboles gigantescos habían servido para dar sombra a los hurones.
Pero pudiera no ser cierto. La memoria de los primeros días habla de un pueblo de artesanos, también de agricultores, asimismo de alquimistas y trovadores.
En la edad de las alternancias todo ello se convirtió en fuego fatuo".


-I-

En el tiempo de la luz amarillean horizontes
abriendo, abriendo, en arco, ya presencia,
engastadas pulseras en manos nacaradas
El sueño de mañana en temblor inquieto.

Pulsación que trema en latido y balbuceo
inspirar del viento, hilos de agua, helechos,
cascadas en comunión de alas y musgo.

Más tarde serán arquitecturas convexas,
pétalos de hierro, vertical arquitrabe,
brisa apresada en delirio de cristales.

Pisadas uniformes moldeando piedra,
picos, azadas, nervaduras y atalajes,
obturación del hueco en sinfonía de volúmenes.







Madrugada sobre los labios agrietados de las cavernas sin luz.
Rojo sobre negro en tablero para una partida sin jugadores..

-II-

Sigilosa, la serpiente enrosca su cuerpo de brillantina
sobre las calaveras del esplendor perdido en columnas.

Piedras muertas para cadáveres de un tiempo de grisalla.

Amorosa complacencia para la putrefacción indigna de los sumisos.

-III-

Se hallarán los habitáculos plenos de diamantes y perlas
como derrelictos entre restos de un naufragio absurdo.
Bellísimos osarios como juguetes rotos por los niños.
El santoral de las afirmaciones vencidas en bocas de asombro.

No hay tiempo para negar la presunción entre las flores nauseabundas.

Hálitos de obediencia masticada con ansiedad de moribundos.
Jadeos de esperma derramados por sexos atrofiados.
Crepitar de fuegos fatuos en el oropel de lo sagrado.
Templos para la muerte a salvo de la luz que deslumbre.


La
S
E
R
P
I
ENTE


Gota
A
Gota



Itaca sin Nombre.



-IV- Mediodía-


Ciprés
Vértice
Convexo



Fronterizo del sol en la intersección


A
S
P

A


Ojos de gato en celo auscultan desde los tejados el devenir de las dos de la tarde. Estatuas en cruz en semáforos sudan pieles de jabón y leche desnatada. Se adivinan cejas inmóviles de sorpresas y nudismo almacenado.

Mientras tanto

Se abren posibilidades como cometas en manos infantiles.




-V-

Plano general de maqueta.

Se oye a todo volumen música de taladradora.

La cámara realiza un picado en altura de forma que se adviertan los tejados de las casas y el cielo en fundido negro.

Voz en off:

Adviértase que cada construcción, estructurada en bloques simétricos, está apuntalada por las espigas carbonizadas de los difuntos payasos que sirvieron de medida para el basamento.

La totalidad del andamiaje se instaló por pisos superpuestos gracias a la salivación que dejaron preparada a tal fin los soldaditos de plástico, que, al ser derretidos, facilitaron la unión intersticial de los edificios."



Descenso lento de cámara, enfocando sucesivamente calle, automóviles, un gato estúpido parado en mitad de la acera como si hubiera pasado algo, y un niño vomitando al lado de un arbolito. Aparición de la corista. La cámara la sigue con ruido de calle al fondo, mientras ella mira escaparates, se sube las medias, y después estornuda.

Fundido en negro.




-VI- Crepúsculo para la espuma de la noche dormida
-


Obertura en scherzo para los labios tristes
desmayadamente tristes, levemente tristes,
adagio cantábile para las bocas en deseo,
bocas sin labios, rostros sin espejos.

Larguetto del violín para música sin público,
transcurrir de la noche en vitrinas ocultas,
qué ansiedad de hielo en cerraduras sin gozne;
en los pies descalzos transita el silencio
para la sinfonía de Itaca imposible.

No hay viaje ni bajel, ni puerto ni espuma:
la ciudad de la niebla espera el veredicto
de los augures tristes de un futuro insomne.