jueves, 8 de abril de 2010

La Alegría.

No me pidieran lunas bajo los campos de niebla;
Allí, cuando los lagos traían la voz de los ahogados,
Cuando los bosques erguían lodos para la muerte,
Cuando cielos plomizos y bajos dolían sin más.

No me pidieran lunas cuando las raíces se pudrían
Cuando los árboles luchaban por crecer a pesar de los reptiles,
Cuando todo era sombra entre aulagas sin dueño heridas
Y los cristales rajaban mis manos entre carcajadas.

Para vivirme de frente que no me pidieran lunas;
Porque mis diecisiete años solo tenían ausencia.


Y desde entonces sé cómo es el color de la tristeza,
Cuántos ataúdes caben en una tarde que se marcha,
Dónde reside el infierno de las miradas esquivas,
Cada uno de los exactos momentos en los que me fusilaban.

No. Que no me pidieran lunas entonces; y que cuando me nombren
Recuerden que vengo de todos los silencios y que a través de ellos
Nací a la alegría sin una sola sonrisa de los Otros.

Encontrándola, sí, encontrándola sin la quemadura de la risa,
Sin la mano que dice acompañar y mata la esperanza,
Sin el reflejo del deseo encubierto de salvarme para ellos,
Sin la fe que quisieron para mí mientras me hundían en la arena.

Y a pesar de todo, sí, la Alegría, el júbilo de ser, en vertical,
Alta de cielos que solo son míos, luz que expando,
Alba solar para cantar esta Vida; esta vida que es río,
Esta vida pequeña que se levanta y mira, y asiente, y afirma,
A pesar de las lunas regaladas como dádiva siniestra,
A pesar de las bocas abiertas en asombro perpetuo.

A pesar de todo, sí, la Alegría, marinada de sueños
En un océano que se acuesta bajo mi paisaje en claror.


3 comentarios:

Amando Carabias dijo...

"Cuántos ataúdes caben en una tarde que se marcha"

Maria Sangüesa dijo...

Es impresionante, Alena:

"Y a pesar de todo, sí, la Alegría, el júbilo de ser, en vertical,
Alta de cielos que solo son míos, luz que expando,
Alba solar para cantar esta Vida; esta vida que es río"

A pesar de la soledad, de las ausencias, de los dolores... tener, sentir y vivir la Alegría interior, la alegría de ser.
Mil besos.

Isolda Wagner dijo...

Es como repasar uno de tus libros, Alena. Son versos difíciles, duros, que duelen al leerlos. Pero es espectacualr el giro que dan, para llegar a esas estrofas que dice María y que culminan en la final, que es con la que me quedo, con tu permiso.
Besos de alegría, es lo que toca.