lunes, 14 de diciembre de 2009

NOVATO EN MORIRSE. CAPÍTULO I.

-I-

Cuando salió aquella mañanita de su casa para irse como todos los días al trabajo, no podía saber que le quedaban apenas dos horas de vida.
Pero lo importante no es lo que hizo en esas dos horas, que fue lo de siempre; llegar al curro, tomarse un cafelito caliente antes de entrar, hablar dos o tres minutos con Samuel, el conserje, y meterse en la oficina a empezar un nuevo día.
Tampoco es demasiado importante saber que, al pobre, le dio un esparabás en medio de la conversación con un compañero, sobre un tema tan importante como si se enviaba directamente o por correo certificado la carta del pedido a la empresa Figuritas y Porcelanas, para que llegara antes.
Ni las últimas palabras que dijo, absolutamente prosaicas: “me estoy mareando, qué raro”, antes de desplomarse en el suelo y pegar el susto a toda la oficina y que se montase el alboroto consiguiente de gritos, revuelo, ausiones, voces de “ ay, Gonzalito no te mueras”, “ será una lipotimia”, “ le podíamos dar un masaje, eso va muy bien”, “ ay, qué cara más rara se le ha puesto”...hasta que Samuel, el conserje, tipo práctico donde los haya, anunció que había llegado el SAMUR al que había llamado en cuanto se pispó del asunto.
Y el sanitario nada más verlo dijo con voz solemne:
-Este señor está muerto.

Vaya por dios, pensó Gonzalito, así que esto es morirse, que le de a uno un mareo y que se alborote la oficina...

Y ¿cómo me levanto yo ahora de aquí?...les voy a pegar un susto de muerte a ellos si me levanto a decirles que no armen tanto lío...

Claro, Gonzalo, como buen muerto novato ni idea tenía de eso de transportarse mentalmente, ni de su cuerpo astral, ni nada de nada. Así que, de momento se quedó esperando...

-Pues no oigo a los serafines...- volvió a pensar con razonada justicia- mi abuela decía que te mueres y oyes música angelical, y que los serafines tocan las trompetas si accedes al Cielo; ¿será que me he quedado en el limbo?...

-Si hijito, pero eso era en mis tiempos...y yo, propiamente serafines tampoco oí, mas bien escuché a tu abuelo tocando la trompeta, que le gustaba tanto...

Miró Gonzalito a su izquierda y casi se muere otra vez, porque allí, sonriendo beatífica, y con su rebequita de color granate de toda la vida estaba su abuela Carmen observándole con gesto de “este no se entera”.

-¡Abuela...huy abuelita lita, pero si eres tú...!... pero ¿tú no estabas muerta?...bueno, claro, es que ahora el muerto soy yo...oye, espera, no te acerques mucho que me da cierto repeluz...
-Hijo, no seas tontaina, si estamos los dos muertos poco podemos asustarnos ya ¿no te parece?...lo que no entiendo es porqué te has muerto ya...si la cosa era que la diñaras a los 79 de una pulmonía...
-Pues no se, abuelita lita lita, a mí lo que me ha dado ha sido un mareo...
-Qué mareo ni que niño muerto- huy perdón- a ti lo que te ha dado ha sido un infarto.
-Vaya por dios...
-Bueno, pues venga, vámonos, aquí tú ya no pintas nada, ahora aquí se va a liar una muy gorda, se van a pasar llorando cuatro días en la oficina, va a presentarse tu mujer-que de mí para ti, siempre me ha caído fatal- y tu hija la pequeña va a montar el cirio porque no la va a llevar su madre a verte, “para que no sufra”. Así que nos largamos y te lo ahorras...
-Pero es que yo no puedo moverme, estoy muerto...
-No seas idiota, Gonzalito; cómo se nota que eres novato en morirse...cierra los ojos y piensa que te vienes conmigo.
-Bueno...

Lo hizo así Gonzalo, y una ráfaga de aire lo inundó de repente mientras sentía que flotaba y que salía- salían disparados- de allí.

2 comentarios:

Amando Carabias dijo...

De entrada (aunque se trate de la salida), me encanta. Este fina ironía para entrar en los temas tan trascendentales y tan, tan, importantes.
Esperamos con ansias el próximo capítulo de este muerto tan novato.

Raúl dijo...

Qué complicado es morirse. sobre todo para un novato en esa suerte.