martes, 22 de septiembre de 2009

Los Elegidos.

Muy aburridamente, Ellos, los falsos Dioses,
Dictan sentencia, exhalan dicterios.
Lumbreras del vacuo pensamiento
Alzacuellos y progresistas
En éxtasis asistimos, infelices mortales
Al santo advenimiento de la regla de oro;
El nuevo canon, el orden a respetar.
Bostezan mientras discursean, patentes conocedores
De la bula emitida por nosotros, oh pueblo fiel;
Pertrechados del orgasmo que produce saber
Cómo cualquiera de sus necedades será aplaudida
Sin tasa alguna; con tal de permanecer en la consideración
De los Elegidos.

1 comentario:

Amando Carabias dijo...

Pero la culpa no es sólo suya, nuestros aplausos (no el de todos, siempre queda alguien inteligente), nuestras manos sobando lomos, nuestras tragaderas echándose al estómago todo lo que nos dan para comer...
Pero a veces hay luz, como la de estos versos.