Se fue
construyendo lentamente en un julio de fuego. Entre tazas de café y pinchos de
tortilla. Entre cerveza helada y madrugones. Entre bolsas, paquetes, cajas y
muebles por colocar.
Se fue
abriendo paso y camino con cada cuadro colgado, cada objeto situado, cada
figura instalada.
El primer
cuadro dio galanura a una pared antes vacía, el primer libro ocupó su lugar,
triunfante, los primeros platos de la vajilla se acomodaron entre suspiros de
alivio.
Fue creciendo
día a día; luces, lámparas, mesas, sillas, la cama, mesa camilla…como un jardín
donde se fueran plantando flores y adornando arriates; como si se regara de
agua para la simiente.
Y un día, el
sol entró por los amplios ventanales y
bendijo cada una de las estancias de mi Casa. Ya era un hogar.
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