viernes, 25 de marzo de 2011

Veinticinco de Marzo.

Sería indigno de ti el recuerdo si fuera triste


Aunque sobre las ausencias lleve todos los besos escritos

En esta luna de marzo.



Sería mezquino y endeble el recuerdo si fuera dolor

Para tu corazón de roble desafiando las tormentas,

A pesar de la nieve caída.



Sería mortecino el recuerdo si fuera gris,

Para tus ojos de luz encendiendo la noche

A pesar de la muerte.



Es por eso que grabo tu nombre en la arena

Con el mismo yunque que labraste día a día

La fortaleza que hay en mí para recordarte.



Es por eso que levanto la mirada y percibo

Un cielo azul sonoro y eterno

Que te recuerda en cada estrella que me diste.



Es por eso que levanto la alegría como un regalo

Donación o estandarte que me entregaste

Para cuando tú, precisamente, no estuvieras.

3 comentarios:

Odiseo de Saturnalia dijo...

Para mí... marzo también es recuerdo, luna... y muerte.

Perdona por comentarlo.

Amando Carabias dijo...

Hay algo hondísimo que tiembla en estos versos, como un pajarillo fuera del nido; y sin embargo, en esa misma hondura late la determinación férrea de la esperanza en lo que importa.

Isolda Wagner dijo...

Los que me preceden han resumido lo que te hubiera escrito; los dos...
Besos siempre, Alena.