domingo, 24 de octubre de 2010

Estampa



He visto al fondo la Sierra mientras avanza el otoño. No queda ni rastro del verano. Sopla el aire. La luz de atardecida torna bronce el horizonte. Rojo el cielo muriéndose en el crepúsculo.
El camino amarillea. Árboles desnudos. Hay, a lo lejos, alguna fogata que indica quema de malas hierbas. Las casas se difuminan. Un silencio de cielo bruñido. Me detengo. Enciendo un cigarrillo. El humo asciende en vertical; el aire se lo lleva. Hace frío.
Cuando regreso, dos luces en la casa vecinera anuncian la noche.








3 comentarios:

Ángeles Hernández dijo...

en la tierra en la que normalmente habito, el otoño es para mí fundamentalmente COLOR.

En una zona donde la luz brilla po su ausencia, en es otoño cuando la policromía se convierte en dueña de la naturaleza y no sólo tenemos verde sino que podemos disfrutar con el rojo, amarillo, todos los tonos de ocres y marrones, azules, pardos, grisaceos, y además el sonido de los pasos al pisar la alfombra blanda y crujiente de las hojas caidas.

Feliuz otoño y gracias or tan bella entrada Á.

catherine dijo...

Un paseo otoñal con el aire frío que despierta todos los sentidos: bello saludo al cambio de estación.

Isolda Wagner dijo...

Como dice Catherine, despiertas los sentidos. Estamos rodeados de otoño y no hay escapatoria. Tu foto lo prueba.
Besos de sol, que sin él no veríamos los colores.